Fuente: Parónimo


Foto: Manuel Castells

MANUEL CASTELLS: Flujos, redes y movimientos sociales en la era de la información. por Francisco J. Lucero Bravo

Francisco J. Lucero Bravo
Sociólogo, Magíster en Política y Gobierno
fjlucerob@gmail.com

El presente trabajo aborda brevemente algunas interesantes lecciones y argumentos presentes en el análisis del sociólogo español, Manuel Castells, en su libro La era de la información (Vol. II). Economía, sociedad y cultura. El poder de la identidad (1999). 

Sobre las categorías de flujos y redes

Categorías como los flujos, las redes y la movilidad acelerada son algunos de los principales elementos de una modernidad tardía de carácter informacional y comunicacional. El capitalismo informacional de Manuel Castell es uno de los grandes avances de la sociología en el estudio, sistematización y comprensión de los procesos modernos que implican estas categorías.  En una era en que el Internet ya no obedece a una arquitectura jerárquica, sino más bien responde a un crecimiento horizontal que se relaciona con sistemas co-evolutivos (tecnología, cultura, individuo y sociedad) que se afectan mutuamente en su desarrollo. Esta nueva configuración que alcanzan estas figuras en red le da cierta autonomía a los centros de poder y los intentos de control centralizado estarían destinados al fracaso.

Entonces acudimos a la circulación constante de información que no alcanza recipientes físicos. La información se ha desmaterializado. La transmisión electrónica de la información es la que transforma los modos de distribución de información. Esta tecnología de la información se ha propagado a las esferas más privadas de la vida social.

Castells conecta el análisis sociológico con las tecnologías, la información y el funcionamiento en red. Este es un paradigma informacional donde sus flujos se propagan crecientemente por el planeta. Es una propagación global. Se une la tecnología a la organización y la gestión. Esto da gran aumento en la productividad y genera un elevado nivel de sinergia lo que incrementa también la eficacia en la innovación.

La organización es posible entonces a través de redes como sistemas complejos. Los sistemas tecnológicos son el aspecto nodal, interconectivo de estos sistemas y esto da dinamismo a los sistemas con elementos de recursividad e iteración (ver artículo sobre Giddens y la teoría de la estructuración). Existe una capacidad de generar impulsos y ondas informacionales electrónicas para gestar relaciones globales como en el caso icónico del mercado de valores (la bolsa).

La ilustración de estos fenómenos la hallamos en las empresas red. Las PyMEs conforman “distritos industriales como el que se da en torno a la empresa Toyota en Japón. Estas responden a una articulación no jerárquica de los servicio lo cual va íntimamente ligado al entorno institucional (social). Estos distritos se conectan con otros sistemas externos relacionados con historia, cultura, y construcción social en cada país.

Las interconexiones las conoceremos como “nodos”. La red va a determinar cuál es el modo en el cual se confía para la selección, procesamiento, y distribución de información. Tras esta confianza depositada (ver artículo sobre Giddens: Las consecuencias de la modernidad) es que aparecen alianzas, las cuales a la vez protagonizan relaciones de pugna y colaboración.

Esta sociedad en red posee elementos de contingencia, desorden e indeterminación (inseguridad reflexiva). Se generan entonces redes de poder (transnacionales) que en sus consecuencias adquieren un carácter ambiguo y contradictorio. Esto porque lo local y lo global se suponen interdependientes dando lugar a formas derivadas de atractor tales como el de poder-resistencia. Estas redes tienen una capacidad de autoorganización o autopoiesis, lo cual se une a los aspectos identitarios, valóricos, de creencias y expectativas en las instituciones sociales. Se opera con procesos de aprendizaje y de crecimiento co-evolutivo.

Castells retoma la idea de Giddens sobre el proyecto reflexivo del yo en la modernidad tardía y la interconexión creciente de la extensionalidad extrema y la intencionalidad extrema. Todo esto en el contexto de la formulación de la identidad. La sociedad civil se desarticula en la sociedad red, porque ya no hay continuidad entre la lógica de creación de poder en la red global y la lógica de asociación y representación en las culturas específicas. La acción social se organiza en su mayoría en la oposición que existe entre los flujos desconocidos y las identidades aisladas. La identidad como proyecto surge de la resistencia comunal en la sociedad red y ya no de la sociedad civil como ocurría en la modernidad temprana.

La sociedad civil, movimiento urbanos y sociales

Los movimientos urbanos, por su parte, deben ser analizados con cuatro epígrafes: a) Muchas veces se integran en las políticas de los gobiernos locales fortaleciendo la legitimidad y eficacia administrativa de estos pero en contradicción con propuesta de cambio o gobierno alternativo en los intereses de reestructuración de la realidad presente en los movimientos sociales. b) Los movimientos urbanos han alimentado un sentimiento social ambientalista y de sincronización ofensiva con la visión de un tiempo cosmológico y no inmediato que se promulga en las políticas instrumentalistas. c) Los grupos sociales de escasos recursos se han logrado congregar en grupos comunales de acción colectiva y apoyo mutuo con gestión extraestatal (ONG`s), aunque este tipo de identidades comunales que surgen generalmente quedan absorbidas por un espíritu religioso. d) La emergencia de bandas y pandillas como un elemento transversal a la historia de las ciudades pero con grandes particularidades en los 90, con fenómenos que hablan de la “cultura de la urgencia” o el “narcisismo del consumo” en otra dirección.

Los procesos de dominación a los que se está sometido también están influenciados por los flujos de información. Los emprendimientos de liberación y reconstrucción de la autonomía dependerán ahora de la inversión de esos flujos. La lengua y las imágenes comunales cumplen un papel fundamental en esta labor y en reestructurar la comunicación de los cuerpos aislados (identidad de resistencia). La identidad legitimadora parece haber entrado en crisis junto con el Estado-nación. Esta reacción proviene del divorcio de los grupos comunales de la sociedad civil con las instituciones políticas.

La globalización y la informatización, al mismo tiempo que desarrollan la creatividad cultural, la capacidad productiva y la comunicación, privan a la sociedad de sus mecanismos de control sobretodo el estatal con la abstracción del poder en redes y ordenadores y la alteración del tiempo histórico.

Aquí se define a los movimientos sociales de acuerdo a lo que determina su práctica, sus valores, su discurso, etc. Sin embargo un papel fundamental en la definición del operar de los movimientos sociales lo realizan las tecnologías de la información, a tal punto que se puede decir que las células revolucionarias de la era de la información se construyen sobre flujos de electrones. El proceso de globalización y de informatización conducido por un proyecto neoliberal que busca instaurar un nuevo orden global ha encontrado distintas formas de organización que intentan ponerle freno, que se valen de los flujos y redes que este orden global genera para difundir el mensaje de insurrección.

Por último, en la sociedad red surge una pugna entre dos tipos de espacialidades, la espacialidad de los flujos y la espacialidad de los lugares. La reformulación del tiempo también es un problema preocupante para los movimientos sociales en la sociedad red. Esto se ejemplifica en la percepción de diferentes tipos de tiempo: tiempo del reloj, tiempo atemporal (como los nanosegundos de las computaciones informáticas); y tiempo glacial o histórico.

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