Tomado de: Mabel Barreto
Los caminantes, por Mabel Barreto

Les llaman “caminantes” aludiendo a su decisión de lanzarse a las carreteras y emprender a pie el camino de regreso a sus regiones. Se me hace un nudo de ver a estos ciudadanos y ciudadanas caminar cargando en mochilas y bolsas sus pertenencias, tomar de la mano a sus hijos e hijas y dejar así la capital. Solo una parte son personas que quedaron varadas en la capital, sorprendidas por la cuarentena. La mayoría son migrantes recientes, llegaron en los últimos meses o tal vez algunos años, para trabajar en Lima.
“Yo trabajaba en Gamarra y ahora no, ya no tengo nada que hacer aquí”, dice una muchacha mientras espera en Huaycán, junto con 270 familias que quieren volver, como ella, a San Martín. “Me despidieron de una fábrica, me echaron de mi casa, me estoy yendo con mis hijos allá, a la selva, donde por lo menos está la chacra”, dice otro hombre.
En los noventa, la violencia motivó también grandes migraciones. Fueron procesos masivos pero no inmediatos. La mayoría de quienes hoy retornan a sus regiones tomó la decisión al cumplirse el primer mes del confinamiento. Necesitan sentirse en su casa. Con sus familias cerca. Sobre todo, contar con la posibilidad de volver a trabajar. Lima ya no es ni una meta ni la gran ciudad donde podrían conseguir una chamba que les permita mejores oportunidades. La emergencia sanitaria ha cambiado esto también.
Ni el gobierno nacional ni los gobiernos regionales y locales pueden dejar librados a su suerte a estos compatriotas retornantes.
Así se están yendo:
– 230 piuranos (incluyendo 42 niños) por la Panamericana Norte. Llevan 5 días esperando que les hagan las pruebas de descarte de coronavirus.
– 270 familias de la región San Martín y otras de la selva están en la Carretera Central, a la entrada de Huaycán
– 280 familias de Apurímac están en Lurín. Anoche durmieron debajo del puente de este distrito.
(* Las familias que hace una semana emprendieron camino a Junín y Huancavelica fueron alojadas en el Colegio Mayor de Huampaní. Algunos ya continúan su viaje, en buses gestionados por el gobierno).