Tomado de: Juan Acevedo
A LA 1:00 PM EN CHOTA
Era la cita que acordaron los candidatos Pedro y Keiko. Pero Keiko no llegaba, tal vez para compensar, en su cabeza, que había tenido que aceptar las condiciones que planteó su rival: Sábado, 1º de mayo, a la 1:00 pm en Chota.
Lejos de sus predios limenses, la hija de Fujimori se movía con fastidio. Dispuso una caravana de carros que la siguiese y entonces se complicó, llegó tarde, su vocero Nano se movía nervioso esperándola en una esquina.
Ella estaba acostumbrada a que su bancada hiciera cuanto ella dispusiera, pero ahora tenía que seguir las condiciones que le planteaba el chotano. Entró al local hecha una furia. Encima, aquel lucía tranquilo, su mirada no expresaba burla ni altanería, simplemente parecía seguro de hacer lo que le daba la gana, como si tuviese derecho.
¿Serían así los incas? No, este solo es un profesor de primaria, un rondero, un chacarero y dirigente sindical.
¿Sería así la Emperatriz del Japón?
Qué va, Keiko no era fina por ningún lado, solo era la robusta hija de su papá; había tenido mucho poder, pero no había alcanzado su sueño: ser Presidente de la Republica.
Y ahora estaba en Chota, enfrentando a ese hombre sencillo, pero no tanto, del pueblo, pero sobrado, cholo, pero no sumiso. La descuadraba y no hizo nada por contenerse: picona, irritable, odiosa. Las culebritas se le salían de la boca. Llegó a decir que él la había hecho ir hasta allí, estaba por rajar de Chota y se contuvo, pero mi lapicero captó el instante en que pensó lo que todos le escucharon.

De estos debates no se recuerdan tanto las ideas, sino los gestos: ella fue a agredir, él no se movía, la rabia de Keiko no tocó a Pedro. En sus ataques ella abrió mucho su guardia, pero él no pegó fuerte donde ella fallaba. El maestro pudo noquear, pero solo ganó por puntos.
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